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Superar el acoso y abuso infantil

Sonsoles González
Sonsoles González
Hace 8 años
abuso infantil

El acoso o abuso infantil es mucho más frecuente de lo que la sociedad cree, aunque a veces está escondido

La familia y la escuela son los dos entornos más próximos al niño durante su infancia; por eso han de caracterizarse por ser un espacio en el que se sientan cómodos y seguros, con ilusión y ganas de estar con sus padres, hermanos, abuelos...y de ir a la escuela jugar y aprender con sus iguales.

Sin embargo, cada vez son más numerosos los niños que muestran actitudes negativistas y de rechazo frente a la escuela o su hogar debido a que son víctimas de uno u otro tipo de maltrato (físico, emocional, discriminación, violencia sexual, negligencia o abandono...) por parte de sus compañeros o familiares, lo cual conlleva consecuencias muy negativas en el bienestar emocional de los niños afectados y sus familias, en su estado de salud físico y en su rendimiento académico. Dichas consecuencias se agravan progresivamente en función del tiempo que persista el bullying y de su intensidad o severidad.

Es probable encontrarnos con padres que están cometiendo un abuso con sus hijos sin tan siquiera saberlo, por eso se ha de prestar especial atención a determinadas señales o síntomas que el niño puede mostrar dependiendo de su edad y desarrollo.

¿Qué es el acoso infantil?

El acoso o abuso infantil, conocido actualmente como bullying, es violencia entre niños de edad aproximada. Existen muchas formas de sufrir y ejercer la violencia entre iguales en las escuelas, ya que se observa a través de insultos, empujones y bofetadas de forma continua y reiterada, apodos que deshonran a la víctima, etc.

Es cierto, que dichas actuaciones van cobrando mayor importancia a medida que el niño va creciendo; es decir, no es lo mismo que un niño de 5-6 años empuje a un compañero todos los días, a que lo haga con 12-13 años. Obviamente, se da mayor importancia al bullying en los adolescentes pero, no quiere decirse que en las etapas de educación infantil y educación primaria no hayan de observarse dichas conductas en determinados niños y, actuar a tiempo para así, evitar posibles consecuencias en las víctimas.

Síntomas de abuso infantil

Anteriormente se ha hecho referencia a diversos tipos de abuso infantil, destacando el abuso físico, el abuso emocional, el abuso sexual y la negligencia o abandono. Todos ellos pueden producirse en el ámbito escolar o en el propio hogar.

Los niños pueden ser víctimas de uno o varios tipos de abuso y, se caracterizan por sus muestras de estrés y, otros signos o síntomas como son los siguientes:

  1. Intentan evitar al abusador en todo momento.
  2. Muestran dificultades para expresar sus sentimientos y emociones.
  3. Frecuentes dolores de cabeza y de estómago.
  4. Problemas emocionales como irritabilidad, la ira, el llanto, ansiedad o pánico, entre otros.
  5. Bajo rendimiento escolar.
  6. Tienden a aislarse de los demás, prefieren estar solos.
  7. Se sienten continuamente preocupados por su seguridad.
  8. Tienen conductas de retroceso evolutivo según su edad y desarrollo.
  9. Pérdida o aumento repentino de peso.

Si como docentes o padres, observamos uno de estos síntomas citados anteriormente en un niño, es muy importante que se dé la voz de alarma para poder tomar las medidas necesarias y frenar dicha situación, logrando así que las consecuencias sean lo más beneficiosas posibles para la víctima.

Acoso y abuso infantil: protagonistas

En el acoso y abuso infantil o bullying existen tres principales protagonistas, que son: el acosador, la víctima y los espectadores. Todos ellos juegan un papel primordial a la hora de dar la voz de alarma y minimizar las consecuencias ya que, tiene tanta responsabilidad el que lo ve, que el que lo está haciendo o el que lo sufre.

El acoso se considera una violencia ejercida para hacer daño al otro de forma intencionada y reiterada persistiendo durante un extenso período de tiempo.

Proceso del acoso o abuso infantil

Acabar con el acoso o abuso infantil es una tarea conjunta que ha de llevarse a cabo entre la comunidad educativa, las familias y los compañeros,  y, como se ha mencionado con anterioridad  las diferentes conductas que llevemos a cabo para terminar con esto, han de dirigirse a todas las partes implicadas     (al acosador, la víctima y los espectadores).

En primer lugar, las medidas educativas dirigidas a la víctima sera un apoyo incondicional en todo momento, para ayudarle a sentirse seguro, protegido y comprendido, intentando, además,  mantener la calma en todo momento.

En segundo lugar, el objetivo frente al acosador es hacerle cambiar su conducta razonando lo que está mal y por qué y haciéndole ver que si sigue mostrando determinados comportamientos y actitudes, le traerán consecuencias personales y sociales muy negativas en su futuro.

Por último, es muy importante que los espectadores sean conscientes de que en estas situaciones tienen un papel indispensable, ya que pueden hacer que determinados hechos no tengan lugar si son capaces de parar la situación a tiempo, dando la voz de alarma y no callándose.

Por tanto, es crucial que si en algún momento observamos uno o varios de los síntomas ya citados, demos la información a un familiar, profesor o cualquier persona relevante en el caso, con el fin de ayudar al menor y minimizar sus posibles consecuencias.

Cómo superar o terminar con el acoso o abuso infantil

Aunque este problema existe desde hace mucho tiempo, recientemente se le está otorgando mayor importancia debido al incremento de suicidios de jóvenes y adolescentes por diversos motivos de este índole.

Como medidas educativas para terminar con el acoso o abuso infantil, ya sea en la escuela o en el hogar, existen diversas pautas específicas que han de llevar a cabo las partes implicadas y son:

  1. Mantener cierta cordialidad, interés e implicación en el caso por parte de las familias, profesores y otros adultos.
  2. Establecer límites firmes ante determinados comportamientos inaceptables por parte del acosador.
  3. Aplicar sanciones al acosador, no físicas.
  4. Todos los adultos han de actuar de forma autoritaria y dando un ejemplo positivo de conducta.

Aplicando dichas pautas durante un determinado tiempo el problema ha de ir minimizándose progresivamente hasta su desaparición; es muy importante que todas las partes colaboren hacia el mismo objetivo. Por el contrario, el hecho de ignorar la presencia de estos problemas y la pasividad solo conducen al agravamiento de la situación.

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