Cuando trabajaba como administrativo, con 20 años, empezaron mis problemas de insomnio y dolor de espalda. Empecé a nadar y me sentaba bien, pero necesitaba desconectar de la rutina y a centrarme en mi. A quererme mas. Fué que a través de un amigo descubrí el yoga. Me permitió descubrir aptitudes en mi que desconocía y fui mejorando poco a poco en todos los sentidos.
Desde que me dedico a dar clases, mi principal interés por el alumno es que se sienta a gusto y que se olvide de todos los problemas que le pesan sobre los hombros. Por eso es importante, mantener la mente constantemente centrada en lo que estamos haciendo. En el aquí y en el ahora. Comentando y explicando cada asana, cada movimiento, cómo influye en nuestro cuerpo y relajando con la respiración.
He dado clases a personas con 30 años y con 80, y a cada una de ellas hay que darle diferente asanas y explicaciones, pero la final, todos buscan lo mismo. El olvidarse de sus problemas y salir de clase relajados y felices.