A quien corresponda:
Me llamo Andrea y me gustaría presentarme como traductora e intérprete, profesora y escritora autónoma no porque quiera mostrar todas las facetas que abarca mi vida profesional, sino porque me resulta frustrante escribir la retahíla de títulos que he obtenido sin tener en cuenta lo que representan.
Verán, nací en la modesta ciudad de Avilés hace 29 años, al alcanzar la mayoría de edad decidí continuar con mi futuro académico en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde pasé ocho años estudiando, aprendiendo, compartiendo, conviviendo y creciendo como profesional, como compañera y como persona. Por supuesto, esta dedicación e interés por la cultura y el estudio dio sus frutos con la obtención de un título de Grado y un par de másters. Pero de toda esta información, ¿qué muestra o ejemplifica mi definición como trabajadora? Es decir, he tenido muchas y muy variadas experiencias en el mundo laboral, tanto aquí como en el extranjero, algunas peores, otras mejores, más cortas, más duraderas, con salarios muy buenos o simplemente por aportar algo de ayuda, pero extenderme en explicaciones de cargos y responsabilidades no determina qué tipo de empleada puedo llegar a ser, vuelve a ser una austera lista de logros pasados.
No pretendo quitarle importancia a nada de lo que he hecho, todo suma, más o menos y, en general, con esfuerzo y positivismo logras una recompensa. Sin embargo, lo más importante en mi opinión es quién eres tú cuando todo eso se acaba, cuando has finalizado la formación, cuando la has puesto en práctica y has conseguido una buena retribución por tu trabajo. Pues bien, después de tanta digresión y mucha palabrería, me encantaría describiros cuál es mi esencia, la forma en la que yo encajo en el mundo laboral: soy una persona natural, calmada y reflexiva, le dedico una gran cantidad de tiempo a la escritura porque plasmar mis pensamientos, planes, ideas o proyectos en papel me hace sentir un gran desahogo y seguridad en mí misma. Intento siempre ser realista, original y creativa, por ejemplo, escribiendo con diferentes estados de ánimo que infieran carácter y personalidad al texto. Soy una persona muy ordenada y organizada, por lo que no pierdo el tiempo buscando ni reuniendo materiales, en el momento de sentarme a trabajar, sé dónde encontrar todo lo que necesito. Mi punto más flaco, por no decir lo peor de mí, es la consciencia de la pérdida de tiempo, o la inconsciencia, mejor dicho. Tengo que aclarar que también soy muy concienzuda, perfeccionista rayando en la manía, atributos que, aún ayudándome a garantizar la calidad de mi trabajo, también favorecen la introspección y la reflexión, lo que muchas veces se traduce en sentir el tiempo escaparse como agua entre mis dedos. Sin embargo y con la mayor humildad, puedo asegurar que soy una gran aprendiz, quizás sea por ese sentimiento de dignidad y satisfacción que te recorre al darte cuenta de que has adquirido nuevas destrezas o conocimientos, lo que tengo claro es que es algo que se me da muy bien y disfruto muchísimo.
No quiero alargarme más porque no pretendo aburrir ni soltar un soliloquio sobre mí misma con una sarta de elogios soterrados que acabe resultando petulante. Espero que no se os haya hecho pesada la lectura y que esta interpretación de carta de presentación os haya parecido al menos diferente.